Transcripción de genial hilo del usuario Coronapú (y sacado del libro Art & Fear: Observations on the Perils (and Rewards) of Artmaking, de Ted Orland
El maestro de cerámica anunció el primer día que iba a dividir la clase en dos grupos:
Dijo que todos los que estaban en el lado izquierdo del estudio serían calificados únicamente por la cantidad de trabajo que produjeran, y todos los que estaban a la derecha, únicamente por su calidad.
El procedimiento fue simple: en el último día de clase llevaría una báscula para pesar el trabajo del grupo de «cantidad»: cincuenta kilos de macetas calificarían con una «A», cuarenta libras con una «B», y así sucesivamente.
En cuanto a los del grupo de «calidad» necesitaban producir una sola maceta, aunque perfecta, para obtener una «A».
Cuando llegó el momento de calificar sucedió algo curioso: los trabajos de más calidad fueron producidos por el grupo que se calificaba por cantidad. Al parecer mientras que el grupo de «cantidad» estaba ocupado produciendo montones de trabajo y aprendiendo de sus errores…
…el grupo de «calidad» se había sentado teorizando sobre la perfección, y al final tenía poco más que mostrar por sus esfuerzos que grandiosas teorías y un montón de arcilla muerta.
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